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• El Informe Económico y Financiero de Esade, elaborado en colaboración con Banco Sabadell, prevé un crecimiento global para 2021 en torno al 5,2%, el mismo que estima de media para la Zona Euro. En los Estados Unidos se espera que éste sea de un 3,1% y, de un 8,2%, en China.

• Los fondos Next Generation EU suponen un enorme reto y su gestión será crucial para la digitalización definitiva de la economía española y la transición de sus empresas a un nuevo modelo energético más sostenible.

Esade ha presentado la nueva edición del Informe Económico y Financiero elaborado en colaboración con Banco Sabadell, que incluye un análisis de la coyuntura y de las tendencias de la economía española e internacional y artículos en profundidad sobre el impacto de la pandemia en diferentes ámbitos. La gestión de la vacuna, la administración de los fondos europeos, la transición de los ERTEs y las dificultades financieras de las empresas, los principales retos para la recuperación de la economía española en 2021. Este informe prevé un crecimiento global para 2021 en torno al 5,2%, el mismo que estima de media para la Zona Euro. En los Estados Unidos se espera que éste sea de un 3,1% y, de un 8,2%, en China.

En la presentación del Informe ha participado Sofía Rodríguez, Chief Economist en Banco Sabadell, quien ha destacado que “el mensaje para las empresas es que deben prepararse para una modernización de la economía en claves de Digitalización y Sostenibilidad”.

En relación a la gestión de los fondos de recuperación Next Generation EU, los expertos de Esade hablan del “reto económico y administrativo colosal” que supone el presentar proyectos específicos que cumplan con los requerimientos establecidos por las autoridades europeas. Según su opinión, resulta crucial para el futuro de la economía que estas ayudas lleguen a las empresas medianas y pequeñas, y puedan promover un crecimiento más inclusivo y respetuoso con el medio ambiente, así como la transformación estructural necesaria para hacer frente a la digitalización y a la transición hacia una economía verde no dependiente del carbono. De esta transición dependerá la evolución de la productividad de todo el tejido empresarial y su capacidad de competir en toda la economía global, y de generar nuevos puestos de trabajo, más cualificados y bien remunerados.